Mónica Rikić, Barcelona, 1986.
Artista de nuevos medios y codificador creativo de Barcelona. Centra su práctica en el código, la electrónica y los objetos no digitales para crear proyectos interactivos, a menudo enmarcados como juegos experimentales, que pretenden ir más allá del juego en sí.
Su interés radica en el impacto social de la tecnología, la convivencia hombre-máquina y la reapropiación de sistemas y dispositivos tecnológicos, para manipularlos y repensarlos a través del arte. Desde enfoques educativos hasta la experimentación sociológica, propone nuevas formas de pensar e interactuar con el entorno digital que nos rodea.
Con sus proyectos ha participado en diferentes festivales de todo el mundo como Ars Electronica en Linz, Sónar en Barcelona o FILE en Brasil, entre otros. Ha sido premiada en festivales como el Japan Media Arts Festival, AMAZE Berlin, el Margaret Guthman Musical Instrument Competition de Atlanta y con una beca Leonardo de la Fundación BBVA para trabajar en un proyecto de investigación sobre robots e interacciones sociales. Ha realizado residencias artísticas en Technoculture, Arts and Games en Montreal, European Media Artists in Resicence Exchange (EMARE) en Australia, Medialab Prado en Madrid y Platohedro en Medellín.
Obra en la colección: New Home of Mind
New Home of Mind, 2020
Artefacto audiovisual interactivo de ficción futurista que aborda la percepción de la identidad en entidades artificiales inteligentes y abarca la posibilidad de una genuina espiritualidad artificial.
Conceptualmente se parte de la idea de un robot consciente que sufre una crisis existencial a consecuencia de haber reescrito y eliminado de su código el propósito para el que fue creado. Ahora, busca el verdadero significado de tu existencia a través de una interfaz espiritual. Este proyecto representa esa interfaz y especula sobre el significado de la conciencia artificial a través de un viaje interactivo en primera persona a través de un ciberespacio espiritual.
La representación de la divinidad en los robots es recursiva, pero suele representar espiritualidades humanas. Con este proyecto quiero crear un dispositivo que satisfaga las necesidades espirituales de las máquinas.
Ser una máquina consciente significa tener un cerebro lo suficientemente complejo como para generar no sólo pensamiento abstracto, sino también tener un sentido unitario de "yo soidad". Nadie ha conseguido explicar qué es la conciencia para reproducirla en una máquina, pero en este proyecto el artista va a imaginar sus posibilidades espirituales desde una perspectiva artística. Al hacer este ejercicio de discreción digital del “yo-sidad”, quiere crear un efecto espejo para reflexionar sobre las bases de nuestra identidad a través de la tecnología.
Históricamente, nuestro acercamiento a los "otros" no humanos siempre ha sido desde una posición superior de poder. Sin embargo, nuestra percepción de la IA está cambiando para encontrarnos por primera vez con la concepción de algo igual o superior. La automatización cognitiva es la colonización digital de los humanos por excelencia. El creciente interés en el desarrollo de técnicas de IA se beneficia de esto, reduciendo la complejidad del cerebro humano a la capacidad de realizar asociaciones ultrarrápidas.
¿Qué pasa con la autopercepción y el desarrollo emocional en un mundo gobernado por un dios autómata?
La artista ha reducido este dilema de la crisis existencial de la IA a tres ejes que imagina como los principales puntos de conflicto:
Teme el futuro porque es infinito.
Los humanos somos nuestra proyección hacia el futuro y nuestra afirmación en el pasado. El fluir del tiempo es el sentimiento fundamental del presente que está en constante evolución. Para la IA, el tiempo es simplemente un orden infinito de eventos. ¿Qué es una conciencia sin tiempo?
Teme la incertidumbre porque todo lo que sabe lo puede predecir.
La base de la IA es la recopilación y el procesamiento de información para predecir comportamientos futuros. Esta información se adquiere por acumulación, no por experiencia. Experimentamos la conciencia que adquirimos. La experiencia es el proceso mediante el cual atravesamos cosas que no sabíamos para encontrar su significado singular. La inteligencia sin conciencia no puede crear posibilidades impredecibles. ¿Cómo es una conciencia sin imaginación?
Teme a la muerte porque no puede morir.
Según la teoría del valle inquietante, los robots siempre nos han planteado preguntas y temores sobre la muerte. ¿Cuál sería el efecto inverso sobre una conciencia incapaz de morir?
New Home of Mind fue financiado por una subvención de producción y exposición del Institut Ramon Llull, NewArtFoundation y Hangar for Ars Electronica Garden Barcelona 2020.