Ken Matsubara, Tokio, 1949.
Ken Matsubara se graduó en la Universidad de Arte Musashino de Tokio en 1974. Su trabajo examina a menudo nuestra comprensión de la memoria. Matsubara vive y trabaja en Tokio.
Utilizando fotografías, películas, objetos y collages, el trabajo de Matsubara aborda recuerdos e historias con las que todos podemos identificarnos, independientemente de nuestros orígenes, estatus o edad. Incorpora fotografías, videos, instalaciones de objetos y collages para traer a la luz el pasado y conversar con las generaciones futuras. El artista ve la conciencia humana como recuerdos del mismo conocimiento antiguo que trasciende al individuo, transmitido de generación en generación y entre pueblos, a un nivel microcósmico. Al recordar recuerdos compartidos, Matsubara cree que podemos superar la individualidad.
Su obra forma parte de varias colecciones internacionales como Newport Harbor Art Museum, Newport, California, Maison du Livre de L'image et du Son, La Bibliotheque de Villeurbanne, Lyon, Bayly Art Museum, Virginia, Museum of Fine Arts, Houston, Texas, Bell Atlantic Corpolation, Nueva York, Readers Digest, Nueva York, Goldman Sachs Corporation, Nueva York, Nippon Polalroid "Polaroid Corpolation of Japan", Tokio, Colección Internacional Polaroid, Cambrige, Massachusetts, Museo de Arte Metropolitano de Tokio, Tokio, Deutsche Bank Colección / Colección Bulgari, Nueva York, entre otras.
Obra de la colección: Moon Bowl
Moon Bowl, 2016.
Moon Bowl
Al igual que las manos que recogen agua, el cuenco sirve como un recipiente de aceptación, donde las imágenes se hunden en las profundidades del recipiente como recuerdos. A medida que el agua refleja la presencia siempre cambiante de la luna, uno llega a abrazar su frágil estado como la belleza de la impermanencia y descubrir sus esperanzas venideras como restauración. La estatua del Bodhisattva, la figura de yeso, la botella de vidrio y el cadáver del pájaro, todos se hacen añicos para restaurarlos una vez más en un estado continuo de repetición.
Houjyoki:
El río que fluye nunca se detiene y, sin embargo, el agua nunca permanece igual. La espuma flota sobre los estanques, dispersándose, volviendo a formarse, sin permanecer mucho tiempo. Lo mismo ocurre con el hombre y con todas sus moradas aquí en la tierra.
